La Sabiduría es, a no dudar, quizás la más bella y trascendente de todas las virtudes que puede poseer cualquier profano y, con mucho mayor razón, cuando se trata de un hermano masón, incluso superior a otras grandes virtudes y cualidades, como son la humildad, el desapego, la constancia, la tolerancia, la sinceridad, la inteligencia o la misma compasión.